Si algo hemos aprendido visitando bodegas, pateando viñas y escuchando a quienes elaboran es que cada botella encierra siempre algo de la personalidad de quien está detrás, de quien mueve los hilos para encajar las piezas y tomar decisiones que se traducirán en diferentes vinos. Y es que los dos vinos que cataremos hoy transmiten el trabajo y la dedicación de los hermanos Pérez Cuevas –Raquel, Leticia, Rubén y María–, la cuarta generación de viticultores de Ontañón Familia.
Comenzando por Ontañón Crianza 2020, nos encontramos ante un vino de crucial importancia para la bodega, ya que su volumen le convierte en el mayor embajador de este productor; un varietal de Tempranillo (90 %) mezcla de viñedos de diferente edad con un aporte de Garnacha (10 %) de viñas viejas de Rioja Oriental cuya fermentación se prolonga durante 20 días, a los que se añaden ocho días extra de maceración. Posteriormente, el vino se cría en barricas de roble americano (60 %) y francés (40 %) durante 12 meses.
En la copa encontramos un vino de color picota y capa alta, nariz frutal, una nota ahumada, tabaco y un agradable toque herbal. En boca muestra una buena acidez, taninos domados y un toque lácteo en el posgusto de un trago mesurado.
Por su parte, Ontañón Reserva 2015 es un varietal de Tempranillo (95 %) procedente de La Pasada –viñedo plantado a 800 metros de altitud en la falda de la sierra de Yerga, en Rioja Oriental– y la pequeña finca de El Pozo –parcela con suelos arenosos ubicada a 650 metros de altitud– con un pequeño aporte de Graciano (5 %). La fermentación se produjo a entre 26 y 28 ºC, y la crianza se prolongó durante 24 meses en barricas de roble americano y francés al 50 %, seguida de otros dos años en botella.
Estamos nuevamente ante un vino de color picota y capa alta cuya nariz nos deja notas ahumadas, tabaco, regaliz y fruta negra. Su boca exhibe una sorprendente acidez para su edad, taninos muy presentes aunque domados, un final marcadamente láctico y una nota secante que le aporta carácter; ese carácter que, mientras giramos la copa para seguir desentrañando el vino nos lleva a pensar en que cada botella encierra siempre algo de la personalidad de quien está detrás.
| Vino | Alcohol | Producción | Precio |
| Ontañón Crianza 2020 | 14 % | – | 46,50 euros (6 x 75 cl) |
| Ontañón Reserva 2015 | 14 % | – | 93,00 euros (6 x 75 cl) |
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Ontañón Crianza 2020 and Ontañón Reserva 2015: A puzzle of Tempranillo, Graciano and Grenache from Rioja Oriental
If we have learned anything by visiting wineries, walking through vineyards and listening to those who make wine, it’s just that each bottle always contains something of the personality of the people behind it, the people who pull the strings to fit the pieces together and make decisions that will translate into different wines. And the two wines that we will taste today transmit the work and dedication of the Pérez Cuevas siblings –Raquel, Leticia, Rubén and María–, the fourth generation of Ontañón Familia winegrowers.
Starting with Ontañón Crianza 2020, we are faced with a wine of crucial importance for the winery, since its volume makes it the greatest ambassador of this producer; a Tempranillo varietal (90%) mixture of vineyards of different ages with a contribution of Grenache (10%) from old vines from Rioja Oriental whose fermentation lasts for 20 days, to which eight extra days of maceration are added. Subsequently, the wine is aged in American (60%) and French (40%) oak barrels for 12 months.
In the glass we find a cherry-colored full bodied wine, a fruity nose, a smoky note, tobacco and a pleasant herbal touch. In the palate it shows good acidity, tamed tannins and a dairy touch in the aftertaste of a measured drink.
On the other hand, Ontañón Reserva 2015 is a Tempranillo varietal (95%) from La Pasada – a vineyard planted at 800 meters above sea level in the foothills of the Yerga mountain range, in Rioja Oriental – and the small estate of El Pozo – a plot with sandy soils located at 650 meters above sea level – with a small contribution from Graciano (5%). Fermentation took place at between 26 and 28ºC, and aging lasted for 24 months in 50% American and French oak barrels, followed by another two years in the bottle.
We are once again faced with a cherry-colored full bodied wine whose nose leaves us with smoky notes, tobacco, licorice and black fruit. Its palate shows a surprising acidity for its age, very present but tamed tannins, a markedly dairy finish and a drying note that gives it character; that character that, as we turn the glass to continue unraveling the wine, leads us to think that each bottle always contains something of the personality of the people behind it.
